
Alcazaba de Málaga
Málaga tuvo su origen como una de las colonias comerciales de los fenicios dadas sus naturales condiciones para ocupar esta posición al tener un puerto natural y yacimientos cercanos de plata y cobre. Su nombre original era Malaka.
Las tropas romanas conquistaron la ciudad en el año 218, quien logró mantener su autonomía aunque bajo el estricto manejo de centuriones del imperio, destinados a controlar que se pagara a la capital el tributo obligatorio y que nadie intentara rebelarse contra la autoridad central. Por ese motivo, habia varias legiones encargadas de abortar, desde el comienzo, y con la fuerza necesaria, cualquier rebelión popular.
Los siguientes conquistadores de Málaga fueron los musulmanes, quienes ingresaron en la Península Iberica desde África a comienzos del siglo XIII logrando apoderarse de una vasta región que ayudaron a transformar al trasladar con ellos su cultura y, especialmente, su gloriosa arquitectura que todavía puede admirarse en los palacios y mezquitas que han quedado en pie.
En 1487, Málaga es finalmente reincorporada a España por los Reyes Católicos quienes, de esta manera, logran completar su operación de reconquista del reino de Granada. De inmediato, como habia sucedio con otras ciudades, se comienza a modificar el paisaje urbanistico con la construcción de diversos edificios destinados a borrar el pasado musulman. Así, se construye la Catedral de Málaga sobre la mezquita que los árabes habian levantado allí.
Como sucede con toda esta región, la ciudad debio enfrentar, entre los siglos XVI y XVII una larga serie de epidemias, terremotos e inundaciones a las que se agregaron malas cosechas que generaron consecutivos éxodos que disminuyeron considerablemente la población.
Entre el siglo XVIII y principios del siglo XIX se da un gran éxito mercantil para la ciudad, con una alta burguesía que se agrupa alrededor de dos grandes familias, los Larios y los Heredias, quienes convierten a Málaga, con su empuje y energia, en el segundo centro industrial de España.
Sin embargo, a mediados del siglo XIX, esta prosperidad comienza a mostrar sus grietas cuando la siderurgia entra en un periodo de decadencia, lo cual afecta, logicamente, al comercio; en los años ochenta, la situación empeora cuando los viñedos sufren los efectos de una plaga.
Esto obligo, a comienzos del siglo XX, a realizar una serie de cambios estructurales para enfrentar mejor los nuevos tiempos. Málaga se ve beneficiada en 1919 con la creación de un aeropuerto para la línea aérea Toulouse-Barcelona-Alicante-Málaga-Casablanca que potenció el turismo extranjero hacia la Costa del Sol que aún hoy es una fuente considerable de ingresos para la localidad.
La fundación, en el año 2000, del Centro de Arte Contemporáneo a incrementado las visitas del llamado turismo cultural, que puede disfrutar en la ciudad de veintinueve museos concentrados en una sola zona.
Además, todavía se mantiene en pie la Catedral de la Encarnación cuya construcción comenzó en el siglo XVI y continuó a lo largo de los dos siglos siguientes aunque nunca llegó a ser terminada de forma completa.
Otro detalle interesante para el visitante es el itinerario por los lugares que frecuento Pablo Picasso, desde su Museo-Casa Natal -recordemos que el genial pintor nació aquí en 1881- hasta el Museo Picasso Málaga, donde pueden encontrarse muchas de sus obras más representativas y admiradas.
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